Esta historia real de las operaciones nicaraguenses ,es relatada por el forista "ALDO" en otro foro,me pareció y me sigue pareciendo muy gracioso.la inteligente manera en que los nicas eliminaron a sus enemigos pitiyankys,deberíamos copiarlos.Sin más preámbulos:
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Trampas militares en la caza de bandoleros Más que por los grandes despliegues militares, el Ejército de Nicaragua ha eliminado las bandas de armados a través de las llamadas operaciones de inteligencia, donde el engaño y la infiltración son las herramientas principales. Este reportaje relata por primera vez los detalles de las operaciones que utilizó el Ejército para matar a los cabecillas de las más violentas bandas armadas que han azotado al país
El 14 de agosto, a las ocho de la mañana, ocho hombres armados se confunden entre la maleza en la comunidad El Coco, en la reserva de Bosawás. La vestimenta variopinta, mezcla de uniformes militares y ropa civil, indicaría que se trata de una tropa irregular, pero el armamento que portan dice que no es cualquier tropa la que está ahí, esperando.
Fusiles soviéticos AK-47, ametralladoras ligeras PKM, lanzagranadas norteamericanos M-79, conocidos como “monos” y granadas de mano que guindan de los arneses, revelan el poder de fuego de los hombres que agazapados esperan algo. O a alguien.
— “Es él” —dice uno al descubrir la presencia de un campesino que se acerca al lugar (el baqueano).
El que parece ser el jefe de la tropa especial, le sale al paso, y se lo lleva a platicar retirados del resto.
Al poco rato, el militar ordena a sus hombres con señales de mano que salgan de su escondite, y en fila india inician el camino guiados por el campesino.
Quienes vieron a los ocho hombres en los tres días que duró la caminata hasta ese punto, supusieron que se trataba de otra patrulla del FUAC que pasaba por la zona. Las pocas veces que hicieron contacto con campesinos dijeron estar buscando el grupo de José Luis Marenco (jefe del FUAC) para unírsele. Lo que no se sabía es que estos hombres salieron la madrugada del jueves nueve de agosto de la unidad militar que tiene el Ejército Nacional en Siuna.
En el cerro El Horno, a unos dos kilómetros de donde esperaban los ocho hombres ese 14 de agosto, otros hombres armados también esperaban. El jefe del FUAC, José Luis Marenco, bajo de estatura y barbudo, Carlos Noel Lagos (a) “Amaru Falcón”, Orlando Martínez Centeno (a) “El Caminante” y Socorro Salmerón (a) “El Sherif”, entre otros esperaban la llegada de los otros “jefes” Pilar Lira “Tyson”, Domingo Quintero “Tinieblas” y Juan Osmar Kraudi “Juan de la Montaña”. Para ese día estaba programada una reunión del estado mayor del FUAC donde se definirían los planes que ejecutarían durante las elecciones que se avecinan.
Como lo confirmaría luego el forense al estudiar el lugar y los cadáveres, en ese momento desayunaban, sin saber que al mismo tiempo, un miembro de su banda que el Ejército infiltró tiempo atrás, había hecho contacto con la unidad especial que salió la madrugada del jueves de Siuna con la orden de matar a todo el estado mayor del FUAC. La trampa ya estaba montada.
El ataque comenzó con el lanzamiento de una granada, seguida de fuego de fusilería, logrando el aniquilamiento de Marenco y Lagos. No se sabe porque el grupo especial inició el ataque cuando aún no habían llegado “Tyson”, “Tinieblas” y “Juan de la Montaña”, quienes, según se supo después, se encontraban a 500 metros del lugar, y lograron rescatar los cuerpos sin vida de Marenco y Lagos para decapitarlos y soterrarlos después, con el propósito de esconder la muerte de dos de los principales cabecillas del último grupo armado de consideración que queda en Nicaragua.
La operación se llamó oficialmente “Caballo de Troya”, porque la infiltración fue decisiva para su éxito.
El ex jefe del Ejército, general Joaquín Cuadra, reconoce que las llamadas “operaciones de inteligencia” han sido la principal arma para aniquilar las bandas armadas que azotan el país. Y considera que el uso del engaño y la infiltración es un “recurso legítimo para eliminar o capturar delincuentes” que nunca van a enfrentar a la autoridad de forma frontal.
Sin embargo, advierte que hay que entender las operaciones de infiltración, como parte de un proceso que también incluye el despliegue de fuerzas.
“Es que el resultado es este final. Si vos lo ves aislado, te equivocás. Es parte de una operación. Vos hacés, incluso, despliegues a veces en otras zonas haciéndoles creer que vas para otro lado, o que crees que el grupo está en otro lado, con el propósito que se relaje, que baje la guardia, que se confíe. Y para mientras, estás preparando condiciones para asestar el golpe”.
EL CHARRO” CAYO POR “EGOCENTRISTAUna de las operaciones mejor elaboradas terminó con la vida del jefe recontra Denis Ciriaco Palacios Cruz, alias “El Charro”, el tres de junio de 1996.
“En esta operación hasta se hicieron falsificaciones de documentos, y se le hizo creer a ‘El Charro’, a través de previos contactos, que había un supuesto enviado especial de la embajada americana para contactarlos y darles apoyo logístico”, relata Salvador Talavera, uno de los líderes del grupo armado Frente Norte 3-80.
“En el Cerro Ubú Norte hubo ese primer contacto y ocho días después iban a hacer contacto con él, pero esta vez el ‘embajador’ quería supuestamente comunicarse con El Charro. El radio con el que se comunicaría estaba cargado con explosivos”, agrega.
“A ‘El Charro’ lo mató el egocentrismo. El creer que era la figura principal y no haber querido desmovilizarse conjuntamente con nosotros”, dice Talavera.
La versión de Talavera coincide con los detalles que dio a la prensa una fuente del Ejército que participó en la organización del operativo. También coinciden en que la personalidad de “El Charro” fue clave para llevarlo a la trampa.
“En el perfil que habíamos hecho de él descubrimos que era un persona con mucho afán de protagonismo, y que constantemente hacía referencias a la embajada norteamericana. El decía, por ejemplo: ‘Si consigo apoyo de los gringos todo esto va a cambiar’. “Ese fue el punto de partida para organizar el plan de aniquilamiento”, dice la fuente.
Para el plan se utilizaron a dos finqueros que eran informantes del Ejército que actuaban como dobles agentes. Ahí llegaba “El Charro” y ellos le daban información y le servían de apoyo económico y de abastecimiento.
Dos oficiales del Ejército, “chelitos y con hablar enredado” llegaron hasta una de las fincas en un carro rentado, se identificaron como de la ‘embajada’, y dijeron querer establecer contacto con “El Charro”. El informante los presentó y así comenzó una serie de acercamientos que duraron seis meses.
Los oficiales llevaban identificaciones falsas que los acreditaban como funcionarios de la Embajada de Estados Unidos en Nicaragua y, “hasta una carta del embajador Maisto con firma, sello y todo”.
ALO, ¿AMERICAN EMBASSY? Para ver el contenido hay que estar registrado.
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Entrar“El Charro” insistía en hablar con el embajador John Maisto. Se le dio un radio y se le asignó una frecuencia. Cuando él entraba al otro lado, un oficial que montaba guardia sobre el aparato contestaba: “American Embassy...”
En un momento se le dijo que el embajador quería tener contacto con él. Se le cambio el radio por uno que tenía una carga de explosivo C-4 en la parte donde se alojan las baterías, y a cinco minutos de distancia de dónde él se encontraba se ubicó una tropa pequeña que haría detonar la carga con una señal de radio cuando se diera la orden desde Managua.
Según la fuente, una de las preocupaciones de la comandancia del Ejército es que se detonara el explosivo con civiles cerca, por eso la orden era no activar la carga hasta no estar completamente seguro que sólo estaba cerca “El Charro” y sus lugartenientes.
“¡Si matamos civiles nos lleva la mierda!”, habría dicho el jefe del Ejército, Joaquín Cuadra, quien según nuestra fuente siguió paso a paso todo el operativo desde su oficina en Managua. A través de un radio, el jefe del Ejército estaría escuchando toda la conversación entre “El Charro” y el supuesto embajador estadounidense.
Para separar a “El Charro” del resto de la tropa, se dijo que la señal no se captaba en la ‘embajada’ con suficiente claridad, y que buscara una altura donde se escuchara mejor.
— “¿Usted estar solou? ¿No haber civiles que escuchen nuestra conversación? Cambiou” —insistía el oficial que se hacía pasar por el embajador, para asegurarse que no morirían civiles. Para ver el contenido hay que estar registrado.
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— “No señor embajador, aquí sólo hay gente de confianza. Cambio”.
— “¿Quién estar ahí? Recordar que este converseichion is muy importante”. Para ver el contenido hay que estar registrado.
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— “Es mi Estado Mayor señor”...
Les pidió que saludaran uno por uno para confirmar por la voz la presencia del Estado Mayor y cuando se tuvo la certeza que estaban solos, se detonó la carga, y la tropa especial, que esperaba cerca, cayó sobre el grupo. Se entabló combate, y los sobrevivientes lograron llevarse el cadáver de “El Charro”, pero lo abandonaron al poco tiempo. Para ver el contenido hay que estar registrado.
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La versión oficial, para explicar el cuerpo quemado por la explosión, fue que murió con fuego de lanzacohetes RPG-7.
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EntrarAl tres de junio de 1996, sobre la banda jefeada por “El Charro” pesaban 29 asesinatos, 20 secuestros, incendio de cinco viviendas campesinas y múltiples robos y asaltos, desde que en diciembre de 1991 Ciriaco Palacios desertó de la Brigada Especial de Desarme (BED), donde fungía como segundo jefe al lado del entonces teniente coronel (hoy coronel) Ramón Arnesto Soza.
En 1994 el gobierno de la presidenta Violeta Barrios de Chamorro realizó el último intento por lograr su desmovilización, durante las conversaciones de desarme con los recontras encabezados por José Ángel Talavera (a) “Chacal”. Talavera intentó convencer a “El Charro” para que se desmovilizara junto con ellos, pero el esfuerzo resulto en vano.
Denis Ciriaco Palacios Cruz, alias “El Charro”, era originario de la comarca San Marcos, municipio de San Rafael del Norte, Jinotega. Uno de los fundadores de las Fuerzas Democráticas de Nicaragua (FDN) en los años 80. Se desmovilizó en 1990 y se integró a la Brigada Especial de Desarme (BED) con el grado de teniente coronel.
A LA CAZA DE “NORTHIELOtra “caza” que recuerda bien Salvador Talavera, ex dirigente del FN-380, es la de Rodolfo García Castro, alias “Northiel”, a quien el Ejército mató en 1995. “Tuvimos una buena coordinación con él, sin dejarlo que entrara en conocimiento de todos nuestros planes, porque desconfiábamos de muchas personas que ellos tenían”, recuerda Talavera.
“Northiel” era un tipo muy difícil, inaccesible, porque era sumamente desconfiado, tampoco enfrentaba frontalmente al Ejército, evadía cualquier tipo de combate, pero mantenía una presencia bastante activa en varias zonas, principalmente en Jinotega”.
El Ejército, relata Talavera, contrató los servicios de un desmovilizado de la Resistencia Nicaragüense apodado “Rolando El Flaco”, que había tenido problemas con Northiel.
“El mismo Ejército se encargó de hacerle propaganda, y aparecían noticias de combates con el nuevo jefe recontra fulano de tal, combates que no existían, pero eran para comprar confianza en la otra persona. Y Northiel compró el señuelo. Después de dos meses de ese tipo de actividad, creyó que de verdad andaba rearmado, y asumió el reto de encontrarse para hacer una fusión de los dos grupos”, agrega.
Según la versión de Talavera, “Rolando El Flaco” se entrevistó con Northiel, cada uno acompañado de tres guardaespaldas. “En nombre de la hermandad del grupo, Rolando propuso intercambiar fusiles, pero los del equipo de Rolando iban sin el cerrojo, en otras palabras eran inservibles... Inmediatamente que se hizo el cambio dio la orden de matarlos Para ver el contenido hay que estar registrado.
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Registrar o Entrar y así es que se termina la historia de Northiel”, apunta. Para ver el contenido hay que estar registrado.
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EntrarNuestra fuente en Inteligencia del Ejército confirma la historia de Talavera. Dice “Rolando el Flaco”, que efectivamente había tenido desavenencias con Northiel, pero “también lo habíamos golpeado y quería desarmarse. Se estaba aflojando el tipo”.
Según la fuente, en los contactos que se hicieron, el mismo “Rolando El Flaco” se ofreció: “Yo me puedo echar a Northiel”.
A cambio del “trabajo”, “Rolando El Flaco” recibió 50 mil córdobas y un terreno en Rivas, donde se trasladó con toda su familia para evitar las represalias."