UN SOLDADO ITALIANO DENUNCIA A LOS EE.UU POR EL USO DEL URANIO EN KOSOVO
Un sargento ha decidido dedicar los pocos
meses de vida que le quedan a denunciar las condiciones de más de 2000
militares italianos enfermos después de haber estado en Kosovo y otros lugares
y ahora casi abandonados por el Estado.
Después de una dolorosa polémica en torno de
si el Estado debía recortar o no los fondos para el tratamiento de los
militares que, enviados en misiones al exterior, fueron víctimas del uranio
empobrecido, un miembro del Regimiento San Marco de la marina militar italiana,
a quien le quedan pocos meses de vida, denuncia a Italia y a Estados Unidos por
el uso en el armamento de ese material que provocó su enfermedad y la de sus
compañeros.
La polémica se había desatado cuando en la
llamada “spending review”, es decir la revisión de los gastos del Estado
anunciada por el gobierno de Mario Monti, aparecía reducido a la mitad (de 21 a
11 millones de euros para 2012) el dinero destinado al Fondo para las Víctimas
del Uranio Empobrecido. Pero ante las protestas de los familiares y de grupos
ecologistas, el gobierno dejó sin efecto la medida.
La denuncia contra Italia y Estados Unidos del
sargento del Regimiento San Marco, Salvo Cannizzo, fue publicada por el diario
italiano Il Fatto Quotidiano, uno de los pocos en Italia que no cuentan con
alguna financiación oficial y que se destaca por no tener pelos en la lengua.
Cannizzo tiene 36 años y un tumor al cerebro. Asegura que se enfermó en
Djakoviza, durante la guerra de Kosovo y donde Italia envió soldados en misión
de paz, por decisión de Naciones Unidas. Ha decidido dedicar los pocos meses de
vida que le quedan a denunciar las condiciones de más de 2000 militares
enfermos después de haber estado en Kosovo y otros lugares y ahora
prácticamente abandonados por el Estado, que no les reconoce (económicamente)
los riesgos que corrieron.
“Los norteamericanos diseminaron bombas de uranio,
sin estallar, por todo Kosovo. Sabían perfectamente los riesgos que suponía el
uranio, dejándonos a nosotros, los italianos, en las zonas de alto riesgo. He
visto en Djakoviza a soldados estadounidenses que manejaban simples cajones con
municiones con uniformes como de astronautas”, contó Cannizzo a Il Fatto
Quotidiano. Eran nueve militares en el grupo de Cannizzo, cinco de los cuales
se enfermaron de cáncer. “Uno de mis hermanos del batallón murió hace poco y
dentro de tres meses me tocará a mí. Y después a otro, hasta que nos moriremos
todos y el Estado habrá ahorrado millones.” Sobre el sentido de la guerra en
Kosovo agregó: “Una guerra injusta, nacida sólo porque los norteamericanos
debían hacer una guerra”. Contó además que “los italianos estaban solos en
Djakoviza porque los norteamericanos, que la bombardeaban sistemáticamente,
residían en otra ciudad cercana. A menudo las bombas no estallaban porque no
tenían los detonadores. Y esta acción tenía una finalidad: que los
norteamericanos pudieran renovar su armamento. Las bombas tienen, en efecto,
una fecha de vencimiento, después de lo cual hay que eliminarlas con procesos
que cuestan fortunas. Tirándolas, aún sin detonadores, se evitaban ese proceso.
Perjudicaban a todos los que andaban cerca, militares y habitantes, pero servía
para que pudieran comprar nuevo armamento, alimentando así el negocio de las
armas a nivel internacional”, explicó. Dijo estar convencido de que el vértice
militar italiano sabía lo que estaba sucediendo.
Según los expertos, las bombas con uranio
empobrecido pueden ser definidas casi como “pequeñas bombas nucleares”. Usan
material de descarte que cuesta poco y hacen que el proyectil que lo contiene
sea pesado y capaz de perforar de lado a lado un tanque de guerra, disolviendo
con el calor todo lo que se encuentra dentro. Armas con uranio empobrecido
–como el misil crucero Tomahawk de fabricación estadounidense, que puede
contener de 3 a 400 kilos de uranio empobrecido– han sido usadas desde la
Guerra del Golfo de 1991, pasando por las guerras en los países Balcánicos,
Afganistán, Irak y últimamente Libia. Según Massimo Zucchetti, profesor de
Instalaciones Nucleares en el Instituto Politécnico de Turín, en Kosovo se
usaron entre 10 y 15 toneladas de uranio empobrecido. En un artículo titulado
“Libia, el impacto de los misiles crucero de uranio empobrecido”, Zucchetti
explica que el impacto produce un nube de residuos de dimensión variada,
después de una violenta combustión que puede llegar a 5000 grados. Esas
partículas se distribuyen en un área de 500 a 1000 metros del impacto en un
primer momento y luego, por ejemplo, pueden ser arrastradas por el viento o por
el clima árido, como en Libia, y ser respiradas por los civiles durante años,
aumentando notablemente los casos de cáncer. Aunque algunos países desmintieron
oficialmente que los misiles cruceros llevaran uranio empobrecido, Zucchetti
estima que esas desmentidas, provenientes de medios militares, deben ser
tomadas con pinzas, dado que el material encontrado en los lugares de batalla
demuestra lo contrario.
Desde el mes de abril, momento en que sufrió
la última operación, Cannizzo ha rechazado la quimioterapia como una medida de
protesta contra el Ministerio de Defensa y para ver “si tienen el coraje de
dejarnos morir, a mí y a los otros 2000 como yo, sin que se nos reconozca
nuestra trayectoria” (N. de R.: y los consiguientes aumentos de grado y de
sueldo). Como numerosos jóvenes de países pobres del mundo –ocurrió con jóvenes
de América latina durante la guerra de Vietnam–, Cannizzo se enroló en la
Marina porque necesitaba dinero y quería comprarse una casa. Recibía 2000 euros
de sueldo más 72 dólares por día cuando estaba en misión. De 1999 a 2001 estuvo
en Kosovo cuatro veces. Cumplió 17 años de servicio y se retiró en septiembre
de 2011, cuando el tumor, del que creía haberse curado, se manifestó
nuevamente. Aunque recibió medallas y el grado de sargento por su valor, hoy
vive en Catania (Sicilia), con una miserable jubilación de 800 euros con los
que debe pagar el alquiler de la casa donde vive con su segunda mujer, el
dinero que les pasa a sus dos hijas del primer matrimonio y los gastos médicos.