En este espacio voy a ir subiendo todas las novedades editoriales relacionadas con libros de aviación.
El siguiente material será presentado oficialmente en Buenos Aires el próximo 19 de Agosto en el Circulo de la Fuerza Aérea. Tengo un ejemplar que estoy leyendo esta semana y a primera vista me parece excelente. Para ver el contenido hay que estar registrado.
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EntrarLas Mujeres en la Aviación Argentina durante el siglo XXDe Gabriel Tomas PavlovcicPara ver el contenido hay que estar registrado.
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EntrarPrologo:Las Mujeres en la Aviación Argentina durante el siglo XX es un verdadero aporte para la inclusión del género femenino en el relato historiográfico.
Con una investigación más que rigurosa, el autor presenta, con sólida base documental, la historia de la incorporación de las mujeres en la aviación argentina, desde Antonieta Cimolini y sus acrobacias en globo aerostático allá por 1904, hasta Silvana Arguedas, la primera mujer piloto de Aerolíneas Argentinas en 1988, hoy la pionera comandante a bordo de un Boeing 737 de la empresa estatal.
Entre una y otra, como suele suceder cada vez que se rescatan a las mujeres ignoradas por la historia, aparece una larga lista de nombres, desconocidos para la mayoría, y que exceden en mucho a las siempre destacadas, Amalia Figueredo, la primera mujer de Sudamérica en recibirse de piloto de avión en 1914, y Carola Lorenzini, pionera en el continente al obtener en 1940 la licencia de instructora de vuelo.
“No hubo en la aviación civil luchas por la igualdad de género porque siempre, mujeres y hombres, actuaron como iguales”, sostiene el autor y tiene razón. Porque, si bien fueron bien acogidas y reconocidas en sus talentos al igual que los varones, la discriminación excedía en mucho al sector para abarcar a la sociedad toda. Por este motivo, el autor señala como notable que muchas mujeres pilotos, una vez logrado su cometido al obtener su licencia, “optaron por alejarse de la actividad. Atendiendo a la más divina misión que la Madre Naturaleza les otorgó, muchas optaron por dedicar sus mayores esfuerzos, energías y tiempo a la formación y consolidación de un hogar y ocuparon primordialmente el rol delicado y sutil de ser las almas de sus familias; además, cuando la vida les obsequió el mayor don, el de la maternidad, supieron decidir por propia voluntad, y eligieron sin el menor esbozo de egoísmo, dar prioridad al hogar, por sobre toda vocación personal”.
Es claro que, aún hoy, las diferencias de género radican en la cultura colectiva. A ningún varón, por más bendecido que sea por la formación de una familia y por la paternidad, se le ocurriría abandonar su vocación. Muy por el contrario, sería mal visto si lo hiciera.
No obstante, la lucha sostenida por las mujeres desde el comienzo del siglo XX por sus derechos consiguió acortar las distancias de posibilidades entre los géneros. En este sentido, resulta interesante advertir cómo esa lucha fue acompañando la inclusión de las mujeres en la aviación.
El autor señala que a partir del Centenario, en 1910, las damas comenzaron a atreverse a subir como pasajeras en globos aerostáticos y en aeroplanos, acompañando a los pilotos varones. El mismo año que en la Argentina se celebraba el Congreso Femenino Internacional, a instancia de militantes como las doctoras Julieta Lanteri y Cecilia Grierson, entre otras, en cuyas conclusiones abogaron por la igualdad de los géneros, y exigieron derechos civiles y políticos, entre otros reclamos.
No en vano, tal como rescata el autor en su investigación, Amelia Tarducci en su artículo publicado en la revista del Círculo de Aviación Civil, en 1921, se refiere a “las mujeres de la vigésima centuria ya arengando a las multitudes, ya disputando parte de la soberanía popular: aquí en lidias iracundas esgrimiendo como armas de combate la pluma y el libro, allá como auriga o chaufer impertérrita y grave, cruzando las calles de Londres o París, o en otro lugar defendiendo pleitos o amputando brazos, y arriba… dominando los aires con la intrepidez y valentía nunca imaginada y jamás prevista”.
Cuando Carola Lorenzini, la más popular de nuestras aviadoras, obtuvo su licencia de piloto en 1933, hacía apenas siete años que las mujeres habían dejado de ser tratadas como incapaces y menores, y se habían liberado de la tutela paterna o marital a partir de la ley de derechos civiles, sancionada en 1926.
Y en 1946, Verónica de Platt, obtuvo la primera licencia oficial de piloto planeador nacional del país cuando ya se había iniciado el camino de la igualdad política, conseguido finalmente un año más tarde, con la ley 13.010 del voto femenino.
El camino ha sido largo para todas, y también para las aviadoras. En la lectura de esta investigación nos enteramos que recién en 1995, Bárbara Vittore fue admitida como piloto del Ejército Argentino, la primera en obtener ese reconocimiento.
Llegará el día en que no hará falta escribir sobre las mujeres de la historia, y cuando eso suceda será porque habremos desandado la senda de la discriminación con su inclusión, a la par de los varones, en el relato historiográfico. Mientras tanto, el trabajo de (incluir el nombre completo del autor), es un aporte fundamental para el rescate de las aviadoras que, con su coraje y valentía, demostraron en la práctica que querían y podían volar, con libertad y en igualdad de condiciones.
Araceli Bellotta
Saludos amigos