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Después de Siria, Rusia supera a EEUU también en Yemen
Salman Rafi Sheikh*
En un movimiento muy significativo, Rusia vetó el lunes pasado una resolución redactada por los Estados Unidos sobre Yemen, diseñada para dejar a Irán como un financiador del "terrorismo" en un país que ha sido en gran medida arrasado por la invasión de los líderes sauditas y su coalición árabe.
Si bien esta no es la primera vez que Rusia veta a los EE.UU., un veto ruso sobre un país y un conflicto en el que no está directamente implicado marcan una acción sin precedentes cuya importancia no se puede negar. Por otro lado, su importancia aumenta cuando consideramos no solo la tensión actual entre EE.UU. y Rusia, sino también el hecho de que este movimiento es otro ejemplo de una política rusa sostenida para desafiar la política global de Estados Unidos y prevenir movimientos arbitrarios, y agitar países y regímenes como peones de un tablero de ajedrez.
Estados Unidos no puede haber visto este movimiento sino como una amenaza a sus intereses, y en consecuencia ha "advertido" de usar otros medios para evitar lo que sus funcionarios han llamado reiteradamente "el papel desestabilizador de Irán" en la región. Si bien los funcionarios estadounidenses dijeron que Rusia estaba "protegiendo" a Irán, la ironía del asunto es que Rusia no ha estado involucrada en el conflicto de Yemen desde su comienzo en 2015. Por el contrario, es Estados Unidos el que ha estado directamente involucrado en el conflicto, proporcionando armas por valor de miles de millones de dólares a los países de la coalición e identificando blancos para que los saudíes los ataquen indiscriminadamente utilizando su superior poder aéreo.
Irónicamente, mientras la administración estadounidense de Trump acusa a Irán de violar las sanciones impuestas a Yemen y de proporcionarles misiles, el gobierno de Obama no creía que los huzíes fueran "títeres" de Irán o que había alguna alianza ideológica entre ellos. En ese contexto, esta resolución no tenía nada de sustancial aparte de que era simplemente una extensión de la política hostil contra Irán de la administración Trump, evidente al eliminar el acuerdo nuclear, imponer más sanciones, intentar bloquear la capacidad de los misiles de Irán y hacer retroceder a Teherán como potencia regional.
En un claro rechazo a los Estados Unidos, el Ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Lavrov, dijo que "es [primero] necesario implementar plenamente el Plan de Acción Integral Conjunto. Si hay un deseo de discutir algunos otros asuntos concernientes a Irán [Yemen] en este formato o en otro formato, esto debe hacerse con la participación voluntaria de Irán y sobre la base del consenso en lugar de ultimatums "[o sanciones].
Lo que evidentemente significa es que Rusia respalda a Irán no solo en Siria, sino también en otros teatros estratégicos y diplomáticos. Mientras que el veto ilustra este respaldo en Yemen, la declaración de Lavrov marca otras áreas además de un enfoque completamente diferente del de los EE.UU. y sus aliados: indicadores de la marcha de Rusia como potencia global, capaz de ejercer influencia, también evidente por el hecho de que la resolución alternativa propuesta por Rusia, que no menciona a Irán, fue aprobada por unanimidad en el Consejo de Seguridad.
La ira contra Rusia es, por lo tanto, total, que va desde acusaciones de "proteger a Irán" a llamarlo una de las mayores amenazas para Estados Unidos y sus aliados en la región. Por lo tanto, aunque el canciller de Arabia Saudita había tratado de convencer a su homólogo ruso pocas horas antes de la votación para que apoyara la resolución, el resultado de la votación llevó al periódico saudita Al-Arabiya a declarar que:
Rusia tiene un fuerte sesgo hacia Irán que amenaza la seguridad de todos los países del Golfo, a pesar de la aparente cercanía entre el Golfo y Rusia y la serie de reuniones celebradas entre las dos partes. Sin embargo, todos saben que Irán nos está combatiendo a través de sus representantes, mediante el suministro continuo de armas (especialmente las fabricadas en Rusia o Irán) a sus agentes en Yemen. Esto significa que la guerra no tendrá fin.
Afirmó además que:
Rusia ahora se opone completamente a nuestros intereses y nuestra seguridad. Deberíamos pedirle a Rusia que aclare su posición con respecto a nosotros. Nos vende armas incluso cuando vende armas a través de Irán a las milicias que nos amenazan. ¡Luego torpedea un movimiento para evitar que venda las armas que nos amenazan, como si buscara beneficiarse a costa de nuestra seguridad! Esta es la razón de ser de un comerciante de armas y no de un estado que construye relaciones internacionales sobre una premisa sólida y sostenible.
Mientras que la lista de tales acusaciones es interminable, lo que demuestra irónicamente es que las relaciones Rusia-Irán han ido mucho más allá de la etapa táctica de cooperación militar calculada, y que la creciente influencia de Irán no amenaza los intereses rusos en el Medio Oriente. Lo que también es evidente aquí, para gran decepción de Occidente, es que ambos países se están encerrando cada vez más en una alianza cuidadosamente construida para contrarrestar la pretensión hegemónica de EE.UU. y Arabia Saudita, una búsqueda que de vez en cuando deja ver una posibilidad de guerra entre Irán y sus rivales regionales y extrarregionales. Rusia, tal como vemos, se está posicionando como el nuevo equilibrador en la región, un reemplazo para los EE.UU., lo que no es más que un desafío muy serio.
*investigador-analista de Relaciones Internacionales y Asuntos Internacionales y Extranjeros de Pakistán
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