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martes, 13 de diciembre de 2016
Un ejercito de plañideras
Es una palabra muy castellana: antiguamente se pagaba a mujeres para que llorasen en los entierros de ciertas personas, siempre pudientes, y para que al mismo tiempo alabasen las virtudes del muerto.
Las plañideras han vuelto a salir a llorar por otro muerto: la "contra" moderadamente extremista o extremistamente moderada en Alepo. Para ser más exactos, en la parte de la ciudad que controlaban desde 2012 porque otra parte siempre se mantuvo fiel al gobierno sirio y un barrio a los kurdos. Los calificativos de "infierno", "horror", "genocidio", "ejecuciones en masa", "fin del mundo" y otros similares, cualquiera que se os ocurra, están en todos los medios de propaganda occidentales, incluidos no pocos pretendidamente alternativos, y árabes, esos que siempre han apoyado a la "contra" y que ahora se ven obligados a acudir como plañideras a su entierro. No está mal. A fin de cuentas, cobran por ello. Y bastante, así que tienen que justificar el sueldo.
En tres semanas la "contra" se ha derrumbado como un castillo de naipes. Esos mismos medios de propaganda que "informaron" a bombo y platillo que se había creado un mando unificado en Alepo, que todas las organizaciones se habían juntado para constituir "el Ejército de Alepo" con el que iban a "dar la batalla al régimen" no salen de su asombro ni se explican el por qué no ha sido así.
El colapso no está siendo entendido ni por las plañideras -no es su papel- ni por quienes han armado, financiado y sostenido a la "contra" en estos años. En algún medio de propaganda árabe he leído que "es un misterio incomprensible para muchos organismos regionales e internacionales porque se esperaba una dura y digna lucha dada su importancia estratégica". Así que como cuando se aborda cualquier tipo de misterio, se recurre a cualquier tipo de teoría. Hay quien lo achaca a la destrucción "a lo Grozny" de la ciudad realizada por "los bombardeos rusos". Grozny es la capital de Chechenia que fue destruida en la guerra, pero resulta que en Alepo no ha habido bombardeos rusos. Sí los ha habido del ejército sirio, pero ya se sabe que hay que satanizar a Rusia y a Putin. Hay quien lo achaca al abandono que de la "contra" ha hecho Turquía, su principal valedor. Hay incluso, los más audaces y los más apegados a la realidad, quien lo achaca a las disensiones y diferencias entre los diferentes grupos de la "contra". En fin, que hay para todos los gustos.
Sin embargo, está saliendo con fuerza un factor que ha sido el determinante: la infiltración entre la "contra" de miembros de los servicios de inteligencia sirios. Porque hay un hecho que está pasando desapercibido para las plañideras: el progreso del ejército sirio y su principal aliado en esta lucha, la Brigada Jerusalén -compuesta por refugiados palestinos- se ha realizado en la mayoría de los casos sin disparar. Si se tiene en cuenta que en otras situaciones parecidas, como la ciudad de Daria, por ejemplo, se tardó casi un año antes de que el ejército sirio pudiese romper las defensas de la "contra", lo acontecido en los barrios orientales de Alepo no tiene otra explicación.
Y algo de esto tiene que haber ocurrido cuando un medio de propaganda de los Emiratos Árabes Unidos, The National, lleva varios días publicando historias sobre las disensiones entre los diferentes grupos, las acusaciones entre ellos sobre quién es el responsable del desastre (llegando a publicar documentos de alguno de esos grupos en los que se habla de traición y de detención y "limpieza" de sus propios integrantes bajo esa acusación) y de cómo la inteligencia militar siria tiene "ojos, agentes y espías en todas las estructuras militares, de seguridad y económicas de los grupos armados". Eso ha permitido ir atesorando -nunca mejor dicho- montones de información, imágenes, coordenadas de dónde estaba quién, qué y cómo actuar. Por ejemplo, a los dos días de que se anunciase "el Ejército de Alepo" murió su principal comandante en un ataque del ejército. Pero no sólo se habla de infiltración, sino que "una parte de la propia población ha estado proporcionando información" al ejército sirio.
El gobierno sirio habla de "la gran épica de Alepo" y explica, en parte, el rápido derrumbe de la "contra" y la entrega de una parte importante de sus integrantes al ejército (hay quien llega hasta los 2.000, aunque será una cifra exagerada). Las plañideras dicen que no se sabe el paradero de muchos de ellos y que temen por su vida (y ya os he dicho que comienzan a circular historias de ejecuciones en masa y niños quemados vivos). Por si no os lo creéis, aquí hay un ejemplo.
Pero lo que sí se sabe son las declaraciones que están ofreciendo quienes se han entregado, en las que se pone de manifiesto la falta de confianza entre los diferentes grupos y en que ese pretendido "Ejército de Alepo" nunca fue tal puesto que cada cual siguió vinculado a su grupo, sin un mando unificado y sin una estrategia de defensa. Fue "una acción de propaganda para [dirigido a] Occidente", según esos testimonios.
Eso supone un gravísimo problema para la "contra", puesto que cada vez que negocia una rendición con el gobierno se hace en las condiciones en que decide el gobierno, y éste siempre marca la misma ruta: todos quienes se nieguen a dejar las armas son trasladados a Idlib, la zona que aún controla la "contra" y no a ningún otro lugar. Esto significa que el gobierno está dejando que la "contra" se cueza en su propia salsa, acentuando las divisiones internas y debilitando así cualquier hipotética estrategia de combate. Tal vez por ello la "contra" en esa zona está inactiva y quien únicamente está combatiendo al gobierno sirio es la organización llamada Estado Islámico, como acaba de demostrar al retomar Palmira.
El Gobierno sirio logra una importante victoria que supone un giro total a la guerra, aunque de forma muy gráfica se ha constatado que ese triunfo político, militar y moral tenía que quedar ensombrecido por algún tipo de derrota, y esa ha sido Palmira. Que miles de combatientes del llamado Estado Islámico se hayan podido agrupar, recorrer el desierto y atacar Palmira es sorprendente si hacemos caso a los "ataques de la coalición internacional" que, decían, se estaban realizando contra esta organización. Lo cierto es que, como todo, no son más que unas burdas mentiras. Supongo que no hará falta recordar que no hace mucho tiempo EEUU dijo que había matado a 50.000 miembros del llamado Estado Islámico, ni más ni menos. Lo cierto es que ni EEUU ni sus vasallos, europeos y árabes, tienen el menor interés en el llamado Estado Islámico puesto que todos tienen el mismo objetivo: derrocar a Al-Assad.
Las preguntas serían ¿cómo es que el llamado Estado Islámico ha podido retomar Palmira acumulando tantos combatientes y material de guerra sin que quienes supuestamente lo combaten -no hay que olvidar que la llamada capital de esta organización está siendo asediada por la "coalición internacional" y los kurdos- se diesen cuenta? ¿de dónde ha salido tanta gente de repente? ¿de Irak, de Raqqa? ¿de dónde las municiones, el dinero? ¿no era cierto que toda esa zona estaba siendo "peinada" por los aviones de la famosa coalición internacional? ¿por qué durante la ofensiva gubernamental contra Alepo no se han reportado ataques de la famosa coalición internacional contra el llamado Estado Islámico en esas zonas de Siria? Hay preguntas muy gráficas que llevan en sí mismas la respuesta.
Así que no hay que extrañarse al ver cómo el ejército de plañideras que lloran por la "contra" en Alepo (que era la capital económica del país) se jacta de la caída de Palmira (el caso más gráfico es el de Al Jaeezera, aunque todos los medios de propaganda escritos, de esos que los "progres" que van de alternativos traducen artículos en sus muy renombradas páginas de internet, recogen con gran abundancia el hecho). Para quien no haya arriado la bandera de su capacidad intelectual queda claro que la prioridad de la alianza occidental y de los sátrapas árabes contra Damasco es el debilitamiento del ejército sirio, en primer lugar, y de todo lo que afecte a la cohesión del Estado, sea política o económicamente puesto que junto a Palmira hay una buena parte de los yacimientos de petróleo y gas que tiene Siria.
Con el despertar, no casual, de la organización llamada Estado Islámico, Occidente y sus vasallos quieren obligar al gobierno sirio a dar prioridad a este frente reabierto en lugar de continuar golpeando a la "contra". Dicen que hay discusiones sobre qué hacer al respecto, pero yo no lo creo. La lógica militar indica que hay que continuar la presión hacia la "contra" por dos razones: porque es en esa zona donde está ahora el grueso de los efectivos del ejército sirio, así como sus aliados, y porque hay que aprovechar el momento debido a la baja moral y a que no se ha recuperado de las bajas en hombres y material que ha sufrido en las diferentes ofensivas que ha realizado en los últimos cuatro meses.
Además, es una zona de más importancia económica que el desierto (la provincia de Alepo era el pulmón económico de Siria, puesto que tiene una extensión superior a Qatar o a Líbano, por ejemplo), pese a los campos de petróleo y gas. Por si fuese poco, tengo la impresión de que el acuerdo entre Rusia y Turquía ha sido determinante en la recuperación de Alepo, una zona que Turquía siempre había reclamado como bajo su protección, y que eso pone de manifiesto que el cierre de las fronteras, o un control más exhaustivo, está en marcha porque la "contra" ya no se repone con tanta facilidad como hace unos meses y que ahora sólo depende ya del apoyo logístico y material, cada vez más difícil de lograr, de EEUU, Arabia Saudita y Qatar. Y aquí aparece un factor que puede ser determinante: Trump. Si cumple lo que ha prometido, no ayudar a la "contra" y centrarse en el combate contra el llamado Estado Islámico, la cosa está bastante clara.
El Lince