Yudelmis en la primera línea de helicópteros de combateNunca imaginó la teniente Yudelmis López Díaz, de solo 23 años, que se convertiría en la primera mujer cubana jefa de nave en el pilotaje de helicópteros, en una institución de tanta gloria como la Brigada de Aviación de la Guardia Playa Girón, fundada hace 55 años por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz
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EntrarAutor: Dai Liem Lafá / Ain | Para ver el contenido hay que estar registrado.
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Entrar21 de agosto de 2014 18:08:10
Yudelmis, única jefa de nave de los helicópteros de combate. Foto: Yaima García Vizcaíno
Nunca imaginó la teniente Yudelmis López Díaz, de solo 23 años, que se convertiría en la primera mujer cubana jefa de nave en el pilotaje de helicópteros, en una institución de tanta gloria como la Brigada de Aviación de la Guardia Playa Girón, fundada hace 55 años por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz.
Esta joven avileña confiesa que no tuvo inspiración familiar para decidirse por esa carrera, pero cerca de su casa existía un corredor aéreo y desde allí sus ojos infantiles observaban de noche las luces de los aviones.
Aquella niña, al ingresar posteriormente en la Escuela Militar Camilo Cienfuegos de su territorio, aprovechó la opción de presentarse al primer chequeo médico para la especialidad de pilotaje y resultó aprobada por la comisión.
En duodécimo grado se sometió en La Habana a otro examen de salud, más riguroso y definitorio para los que ingresarían al Instituto Técnico Militar (ITM) José Martí, acreedor de las órdenes Antonio Maceo (2007) y Carlos Juan Finlay (2010), y co men zarían a formarse como pilotos.
Cuenta Yudelmis que regresó a Ciego de Ávila con la esperanza de realizar su sueño de volar, aunque jamás había abordado un avión.
“Al final fui la única en aprobar de mi provincia, y en la etapa de precadete, a pesar de que mis compañeros me mortificaban diciéndome que no lo lograría, me llegó el añorado telegrama del ITM con la buena nueva, recuerda sonriente. Yo no quería estudiar otra cosa.
“Mi mamá nunca estuvo de acuerdo, dice. De hecho ni sabía que yo había pasado los exámenes médicos para ser piloto, pensaba que estaba interesada en otras carreras.
“Cuando le di la noticia empezó a llorar, aunque mi papá me apoyó desde el principio. Mami comprendió luego que esa era mi felicidad.
“En agosto de 2008 comencé en el ITM, realicé mis primeros estudios y aprendí teóricamente a volar un helicóptero. Más tarde hice otro periodo de aprendizaje práctico.
“Mi primer vuelo fue el 20 de octubre de 2009, un reconocimiento de zona de la región de Santa Clara. Toqué los mandos, sentí lo que era volar, pero no iba a la izquierda, sino a la derecha siguiendo las indicaciones del instructor.
“Al día siguiente realicé mi primer vuelo estacionario y fue un ‘desastre’ realmente, porque tenía la idea equivocada de que el helicóptero era muy tosco y había que hacer mucha fuerza, pero me enseñaron que no era cuestión de brusquedad, sino de gentileza, porque el aparato se puede conducir con un solo dedo.
“Logré hacerlo y fui la primera de mi curso. El 3 de junio de 2010 hice el examen y obtuve calificaciones de cinco puntos. Finalmente me gradué”.
Era la primera vez que se efectuaba un curso con mujeres pilotos de helicópteros.
“Al llegar en agosto a la Brigada de Aviación, ubicada en San Antonio de los Baños, empecé una preparación más profunda junto a otras compañeras, al tiempo que nuestros instructores se adaptaban con paciencia a enseñar a mujeres e inculcarles los conocimientos.
“Cuando concluí el curso de joven piloto de helicópteros comencé a realizar diversos ejercicios en la posición izquierda de este medio de combate. Demostré cada día mi dedicación y empeño de avanzar en mi profesión, de ahí que la jefatura tomara la decisión de hacerme Jefa de Nave, la primera cubana que ostenta el cargo.
“Me sorprendió este nombramiento, no lo esperaba dada mi juventud y a que tengo compañeros mayores y más experimentados. Por eso me propuse dar lo mejor de mí, prepararme mejor y no defraudar la confianza depositada.
“Hoy vuelo a la izquierda como Jefa de Nave, aunque las dos posiciones cuentan con los mismos mandos y contribuyen a optimizar las prácticas, aspecto importante para mí ya que en el futuro, cuando sea instructora, debo dar las indicaciones desde la derecha.
“El trabajo de cabina se realiza en equipo, y aunque tengo liderazgo, cuando no hago las cosas bien acepto sin molestarme que el copiloto o el técnico de vuelo me corrijan. Todos aprendemos juntos.
“He realizado misiones de búsqueda y rescate, y he volado en ocasiones a la Isla de la Juventud, pero aún no he tenido oportunidad de participar en un apoyo a fuego.
“Y aunque reconozco la parte negativa de la guerra, siempre pregunto a mis camaradas internacionalistas cómo es realizar un tiro de combate en esas condiciones y acerca de la salida de los cohetes, el despegue picando a la cabeza, el rasante y las demás maniobras.
“Mi trabajo tiene que ver también con los técnicos de tierra, y con controlar antes de montar que se realizó todo el chequeo prevuelo y el medio esté en perfectas condiciones para volar”.
La Brigada de Aviación de la Guardia Playa Girón realiza diversas misiones en tiempo de paz como el apoyo a la lucha contra el mosquito Aedes aegypti, filmaciones, extinción de incendios forestales y desfiles militares, entre otras.
“Aquí hago vida de unidad porque soy avileña, expresa la joven. Tengo a mi novio, de 27 años y también piloto de helicóptero; y nos comunicamos muy bien sobre las experiencias de cada jornada.
“El día que no es de vuelo se destina a la preparación, y colectivamente nos dedicamos a la limpieza de las áreas, además de ver televisión, escuchar música y desconectar en las noches.
“A mi mamá tengo que llamarla todos los días, porque si no, se pone mal”, expresa con cariño.
Hoy Yudelmis aconseja a las muchachas pilotos que se graduaron después que ella, y —según su opinión— asimilan rápidamente las enseñanzas.
A quienes se animen a seguirlas, les asegura que las mujeres sí pueden escalar nuevos peldaños y hacer historia al más alto nivel en esta carrera.
Apasionada, la joven teniente declara su amor por la profesión: “si de mí dependiera, nunca me bajaría de un helicóptero de combate”.